lunes, 2 de febrero de 2009

Qué tiempos aquellos II

Yo no estuve en esa primera feria de Caibarién. No sé si fue en la que la negrona cogió la juma tremendísima o la que se quedaron en la playa y los ´detuvo la policía de costa. Pero sí recuerdo otra feria reducida a la que fuimos: Richargod, Arre, el Conejo, Comepinguino y los yusos.
El conejo y valdesa vinieron con jevitas y se rajaron temprano. Los otros fuimos para el campismo de Apá de Herc y nos metimos tremenda cantidad de alcohol en la piscina. Hasta las tres de la mañana y con un frío de mandapin. En aquella época yo todavía ligaba con el alcohol. Después estuvimos jugando dominó como hasta las cinco. El que perdía una data tenía que comerse como diez galletas. Las aburrimos. Imagínense un nylon de boronilla (surrupa, como dicen los orientales) que tenía como veinte libras.
Después los yusos se acostaron en el baño. Y a Comepinguino le dio ganas de orinar. Resonó entonces el Eco de las piedras. Me parece que esa fue la penúltima feria en el exterior de Santa Clara. La última, creo, fue en el monte ese que queda por Zulueta.
Estuvimos un fin de semana chupando mierda por pitillos en un campo que la casa más cercana quedaba como a tres kilómetros. Pero eso es tema para otro comentario. Hasta aquí las clases.
El profe.

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