martes, 24 de febrero de 2009

Elogio de la Todología

Hace poco les conté que había visto a Eric la Caja. Ya no rosada, ni tampoco negra, sino la Caja naranja. Nos cruzamos muy cerca de la terminal de ómnibus. De inmediato me vino a la cabeza la imagen de Eric transitanto por el corredor de la muerte. Se vira hacia todos los lados. Por la izquierda Rubén, al final del cubículo Feitó, Comepinguino y Burdajá le cierran el paso. En fin, las torres del M-7.
Entonces la Caja se lanzó hacia el lado más vulnerable: la cama de Andinga, el yipi maricón. Pensaba que iba a coger mangos bajitos con el carro trasvestido. Pero no, el pinga se vistió de cojonudo y le echó tremenda soplana de pie por el pecho. Luego guapeó un poco y se escondió debajo de la colcha.
Refiero esta anécdota porque hace tiempo quería escribir sobre el cubículo I y la eminente Facultad de Todología. Saludos Cao, sabelotodo incorregible, decano de la tan distinguida Casa de Altos Estudios Académicos De Cosas Que No Vale La Pena NI Pensar (CAEADQNVLPNP, siglas cifradas todologícamente). También a Alain, el gato discutión, moderador de las mesas retontas y oponente acérrimo del gran Cao.
De ahí la frase "habla como un Cao", parece que nuestro amigo no es el único ni más rankeado de tan antigua estirpe: los discutiones por gustavo. Nunca se habían reunido en tan poco y distinguido espacio tanta gente a las que le gustara discutir cosas sin sentido.
Una vez Ronny y yo llegamos tarde de estudiar y nos encontramos a Magnesio, hoy todo un señor arquitecto en los cayos, discutiendo con la Caja acerca de cuál tipo de azúcar era mejor, si la prieta o la blanca. Eran las tres de la mañana. Me incitaron a entrar en la discusión, pero, eran las tres de la mañana. Quise hablar de la azúcar orgánica y del uso de productos químicos en el proceso de refinar la azúcar, pero eran las tres de la mañana. Ronny y yo nos miramos y dijimos bajito: "Deja, deja, mañana te complazco".
Hemos llegado a la primera característica y única de los todólogos: la persistencia. Su objetivo en la vida es hablar mierda. No importa si es a granel, en potecito o con manguera. Tienen que sobrecumplir el plan de más producción de mierda por la boca. Pase lo que pase.
Por ejemplo. Cao y Alain por poco se fajan una vez mientras discutían por qué las hormigas no se caían de la pared. El Cao decía que porque pesaban tan poco que no funcionaba con ellas la gravedad. El gato discutidor argumentaba en su contra que la fuerza de las hormigas estaba en su potencia muscular, que les permite levantar siete veces su peso. Ambos fueron a ver Pável para que el Niño arbitrara en la disputa. Pavelín se encongió de hombro, luego dijo: "No sé, pregúntenme de Matemáticas".
Cao y Alain eran la excepción de la regla. Cada uno de los todólogos se especializaba en un tema, para no tener que chocar con los demás. Magnesio en estrategias culinarias. El Malo en distancias, broncas, puñaladas, carretones de caballos y negocios mal habidos. Víctor en ropa, zapatos, hotelería y turismo. Marcel en incitaciones sexuales y groserías. Como aquella de: "Niña ríete que mi pinga goza".
Lander en socarronería. El Croma en sueño ininterrumpido y electronía y tarequería. Eric en no dormir de noche, tacañería y era además el encargado de las discusiones nocturnas. José David en borracheras y fumar en el baño. ¿Se acuerdan la vez que le tiraron la foto en Toto con un cigarro en la boca mientras le caía un cubo de agua encima?
También el Mover que discutía estupideces. En doce grado entró el padre Abdiel, ¿se acuerdan? e impartió un curso sobre religión y teología. Algunos pensamos que era el hermano gemelo de Juan Carlos el rockero. Pero bueno el cubículo III va para otra ocasión.
Después le pusieron a la gente del seis, "Gulliver en el país de los enanos". Por aquello de que todo el mundo era chiquito y La leche enorme. Me gustaría que alguno de ellos, sobretodo X que los sufrió durante tres años, escribiera un poco más sobre los todólogos. De verdad que se lo merecen.

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